Niños y niñas de todas las edades juegan cada vez más a
videojuegos debido a la proliferación y ubicuidad de teléfonos móviles y tabletas.
En muchos casos los videojuegos serán su primera experiencia digital y cada vez
más la puerta que les abrirá el camino a Internet.
Existen videojuegos con formatos, temáticas y posibilidades
muy variadas, que han ido perfeccionando sus gráficos y jugabilidad hasta
hacerlos un producto atractivo difícil de resistir. Los juegos, tanto en
formato app como en videoconsolas, forman parte de la cultura juvenil, de sus
preferencias de ocio y de su capital relacional. A través de ellos, conocen a otras
personas con las que juegan, colaboran o compiten, y con quienes a veces se
enfadan o incluso, si no son conscientes del alcance de sus acciones, podrían
llegar a tener problemas.
Con el fin de recomendar a padres y madres cómo afrontar los
retos que algunos de los videojuegos representan, PantallasAmigas y Movistar
lanzan un decálogo para la elección y disfrute de videojuegos y apps en familia.
La campaña se compone de diez sencillos consejos para la compra y uso de
videojuegos adecuados, en formato póster listos para ser compartidos en redes
sociales como Facebook, Instagram, Twitter o el servicio de mensajería WhatsApp.
Consejo básico principal
1. Infórmate bien acerca del videojuego antes
de comprarlo o descargarlo
Para poder identificar el juego adecuado para cada persona y
edad existen multitud de medios, servicios y profesionales. La información
paneuropea sobre videojuegos (PEGI) o el Entertainment Software Rating Board
(ESRB) nos ayudan a determinar la edad mínima recomendada, y también especifican
a través de iconos descriptores el tipo de videojuego.
Gracias a esto podemos conocer mejor cada juego, su
funcionamiento y los valores que transmiten. Además de PEGI o ESRB, multitud de
blogueros, youtubers o revistas especializadas, tanto online como en papel, describen
los juegos para que podamos informarnos acerca de la conveniencia o no de un
juego sin necesidad de comprarlo ni jugarlo de antemano.
Recomendaciones sobre el tipo de juego
2. Elige videojuegos que estimulen la
creatividad o fomenten la lectura
Minecraft, Super Mario Maker… son ejemplos de cómo los
videojuegos pueden servir para hacer volar la imaginación ya que les plantean
mundos abiertos y seguros donde construir, explorar, experimentar y aprender de
los errores. Cada persona elige cómo jugar ya que no tienen objetivos
específicos, y les permite compartir aquello que han construido para jugarlo en
compañía.
También las aventuras gráficas o los juegos de rol permiten
con frecuencia la lectura y la creación de historias, y unos y otros cuentan
con unas características óptimas para el aprendizaje de conceptos,
procedimientos y, sobre todo, actitudes/valores
3. Selecciona party games para jugar en
familia o juegos colaborativos… ¡y participa!
Disfrutar de videojuegos debe ser también una actividad
compartida que desarrolle valores y habilidades sociales. A niños y niñas también
les encanta ver a otras personas jugar y aprender. Hay que ganarle tiempo a la
pantalla y buscar espacios para compartir y aumentar la comunicación entre
padres, madres y sus hijos e hijas.
Los juegos colaborativos además contribuyen al compañerismo
y la capacidad para trabajar con vistas a un objetivo común, y generan
optimismo para salir victorioso ante desafíos.
Pautas para la prevención de riesgos
4. Presta atención a gastos inesperados en videojuegos
tipo “freemium”
Las compras integradas (in-app) pueden acarrear gastos
excesivos. Un descuido, una mala interpretación de los avisos o simple
ignorancia en ocasiones suponen cargos en la tarjeta de crédito asociada.
Muchos juegos para móviles y tabletas se diseñan con engaños
económicos y abusan de la temprana edad del consumidor. Un mal juego “gratuito”
sale mucho más caro que un buen juego de pago.
5. Evita que lo gratuito sea el factor
principal porque puede existir malware en juegos de dudosa procedencia
Existen multitud de estafas y malware que aprovechan la
inocencia y ansiedad de menores de edad por conseguir avanzar en juegos de pago
a través de trampas o parches. Asumir
por hábito que todo debe ser gratuito puede llevar a hackear juegos o elementos
adicionales para no tener que comprarlos, exponiéndoles a todo tipo de riesgos
como servicios SMS Premium,
secuestro de cuentas, robo de datos personales o infecciones de virus y
troyanos.
6. Descarta juegos que tengan componente social
online si no vas a poder hacer una supervisión adecuada
Jugar online es equivalente a estar en una red social,
compartiendo el juego con otras personas conectadas, conocidas o no. Por ello,
es posible tener contacto con personas dañinas o exponerse a un ambiente tóxico
y agresivo.
Las comunidades que se crean alrededor de los juegos online
se autogestionan sin apenas supervisión, y niños y niñas apenas tienen la
madurez ni la capacitación suficiente como para poder desenvolverse de forma
autónoma y segura en ese entorno social.
7. Ignora juegos gratuitos que exijan ceder
datos personales o conectar con redes sociales
Cierto tipo de juegos se ofrecen con el atractivo de no
tener coste pero, a cambio, amenazan la privacidad y crean vínculos con las
redes sociales. Muchos de ellos solicitan autorización para acceder a los datos
de nuestro dispositivo móvil (agenda, fotos…) o nos obligan a conectarlo con
nuestros perfiles sociales para obtenerlos de ahí.
Conciencia acerca de la importancia de proteger los datos personales
tanto cuando juegan online como cuando juegan con un juego que solicite acceso
a su identidad digital.
8. Procura emplear una pantalla amplia,
incluso una televisión, y situarla en un lugar de tránsito en el hogar
Para una mejor supervisión, explora las opciones de conectar
los dispositivos a la televisión. Una videoconsola puede seguir siendo un buen
recurso para compartir. Poder ver a qué juegan y cómo posibilitará
proporcionarles un contexto cuando sea necesario, y estar al lado facilitará
que puedan preguntar acerca de aquello que estén viviendo por primera vez a
través de ciertos videojuegos.
Sugerencias para un uso más saludable
9. Dedica tiempo a escuchar y ver cómo
reaccionan mientras juegan
Tras una selección a conciencia, no hay mejor verificación
que la satisfacción práctica. Interesarse por los juegos, los progresos, cómo
son vividos y qué están aportando resulta muy positivo; sobre todo si se trata
de un juego online, en cuyo caso se podría tratar como si estuviera practicando
un deporte.
Hay que ver cómo gestiona el enfado por perder o la
frustración por no pasar una pantalla, y ver si está tratando a las demás
personas con respeto. Es necesario evitar también en los juegos online todo
tipo de muestras de discriminación e intolerancia; si no se humilla a otros
colectivos habrá más personas con quienes interactuar y por tanto una mejor y
más sana interacción social online.
10. Cuida su salud y descanso poniendo límites
de uso y prestando atención a su postura o condiciones visuales
Establecer reglas frente al juego excesivo y facilita su
cumplimiento con alternativas atractivas. Fomenta que jueguen en una postura adecuada
para evitar molestias, que no fuercen la vista y que descansen con frecuencia.

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